Siempre que tengo tiempo y que me entero, hago lo posible por asistir a cursos, charlas, tertulias, conferencias, talleres, proyecciones y demás relacionadas al cine, pero ocurre algo de lo que tengo la necesidad de hablar.
Es un hecho que el cine en la República Dominicana está creciendo, que ahora se hacen mucho más producciones cinematográficas que en cualquier otro momento de nuestra historia en el Séptimo Arte. Todo esto, en gran medida, gracias a la Ley para el Fomento de la Actividad Cinematográfica en la República Dominicana (mejor conocida como "Ley de Cine"), que entró en función hace ya más de 3 años. Esta ley, en poquísimas palabras, se trata de que las empresas pueden dedicar a la industria un porcentaje del total de los impuestos que deben pagar a la DGII (Dirección General de Impuestos Internos).
Esto último nos hace pensar que quizás la historia de largos comerciales considerados "películas dominicanas" se iba a terminar, pero no ha sido así. De hecho, una de las cosas que se ha criticado sobre la ley es que no hay quien filtre los guiones a realizarse a través de esta ley. Independientemente de ello, si se han realizado largometrajes que dan una mejor cara del cine dominicano y que ponen sobre el tapete a talentosos cineastas que gracias a esta ley pueden conseguir financiamiento para sus proyectos y mostrar sus trabajos sin necesidad de colocar publicidad descaradamente.
La conferencia más reciente a la que asistí fue más de lo que veo con mucha frecuencia: mucha gente con ganas de hacer buen cine, otros con ganas de figurear a costa de lo que sea, personas que han realizado muy buenos trabajos en el cine y otros invitados que no sé porqué son llevados a hablar en el micrófono. Allí pude ver cómo aquellos invitados que son respetados en el arte, elogiaban y resaltaban el trabajo de otros invitados que, valga la redundancia, no eran dignos de invitar a subir porque las virtudes de sus trabajos no eran aquellas del tema tratado en la conferencia.
Pero si sólo se tratara de eso, no habría problema. Mi problema es que constantemente veo cómo cineastas que se toman este arte con seriedad y respeto, hablan de otros cuyos trabajos son muy deficientes como si fueran héroes de nuestro cine.
Yo sé que realizar un largometraje no es tarea fácil, pero sabemos que muchos no respetan el arte y sólo hacen "cine" para sacar provecho económico de el. Si poco a poco nuestro cine va creciendo y van surgiendo profesionales talentosos en el arte, que lo toman con seriedad y que lo respetan, me niego a asistir a conferencias de temas en los que los "invitados" no tienen base para hablar o a tener que presenciar la hipocresía de alabanzas a trabajos que no son dignos de reconocimiento. Si vamos a hablar de actuación, llevemos a buenos actores, así mismo con la dirección, producción, fotografía, edición, etc.
Tenemos muchas cosas buenas en nuestro cine de las cuáles conversar y muchas otras que aprender, así que tomémoslo con el mismo nivel de seriedad que con el amor que le tenemos a este arte, por favor.
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