Hace un par de días vi que alguien tenía de fondo de pantalla una foto de una mariposa. Muy linda, la típica fotografía de una mariposa sobre las hojas de alguna planta. Al verla pensé "esa foto cualquiera la puede hacer, hasta yo la puedo hacer". Pero luego pensé, "¡qué boba yo!, ¿cómo que esa foto la hace cualquiera?". Para hacer esa foto había que tomarle el mejor ángulo a la mariposa, había que modificar el diafragma, acercarse, enfocar, ¿y así me atrevía yo a decir que esa foto la hace cualquiera?
Más que todo eso, la mariposa debió llegar a ser mariposa, ¡con lo difícil que es ser mariposa en estos tiempos! Deben sobrevivir a su tiempo de orugas, de ser feas, de arrastrarse, para luego llegar a la libertad de ser mariposas y que alguien les tome una foto, para que luego yo llegue a decir que esa foto la tomaba cualquiera.
Todo esto me hizo pensar. A veces hay que ser como quien tomó la foto: pensar rápido, detectar la belleza, capturarla lo mejor posible. A veces hay que ser mariposa: vivir con perseverancia, pero con cautela porque no se es mariposa de un día para otro. También, al ser mariposas, podemos tomarnos nuestro tiempo, y no perder esa paciencia que algún día tuvimos, tener la paciencia suficiente para que un artista se quede con nuestra huella y una joven con un blog pueda hacer un artículo sobre esto.
Seamos fotógrafos mariposa.
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