-Si, buenas. Mandame un taxi a el Parque amarillo rosado con verde esquina Lucía.
...
...
Llegó el taxi. Se sube al asiento delantero, saluda en el tono más bajo que conoce, anuncia su destino al conductor y se acomoda. Ella se pone protector de labios.
...
-Yo conozco un mejor remedio para los labios partidos- dice él con mirada atrevida y ella, asombrada por el atrevimiento, voltea por primera vez a verle la cara al taxista sinvergüenza al mismo tiempo que piensa en qué respuesta dar en defensa y qué tan pronto se bajaría del vehículo por ese "exceso de confianza".
Pero al ver su rostro, por alguna razón, subitamente cambió de opinión y dijo -¿Aja? ¡Muestrame a ver!- así empezaron los besos de una extraña aventura de un taxista y una joven que indiscutiblemente cambiaron la ruta de un día cotidiano en que son conocidos por unos minutos (lo que dure el viaje). Ahora el destino era esa lejana zona de Santo Domingo, "los Kilómetros" conocida por algunos como "Las Vegas" por sus abundantes luces.
Las caricias se volvieron protagonistas del escenario, fueron nuevas sombras para aquellas luces conocidas por muchos amantes y por otros aventureros como ellos. Llegando al lugar de la acción, ya ardiendo ambos, ella siente como el vehículo se detiene. Una mano roza su pierna con delicadeza y respeto.
...
-Amiguita, amiguita, amiguita ¡AMIGUITA!- la agita. Ella espantada, con el sol de frente y los vidrios abajo, abre los ojos.
-¿Eh? ¿Qué fue?
-Ya llegamos a Plaza Central, se quedó dormida, son $150- se seca la cara, le paga y de ahí en adelante recuerda no dormirse en un taxi, que ya le han dicho que es peligroso.
El taxista no era el buenmozo joven maduro que ella soñó, y ella no era tan fácil.
P.D.: Esta historia me surgió después de reflexionar por mucho tiempo porqué la mayoría de los taxistas no están buenos.
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Llegó el taxi. Se sube al asiento delantero, saluda en el tono más bajo que conoce, anuncia su destino al conductor y se acomoda. Ella se pone protector de labios.
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-Yo conozco un mejor remedio para los labios partidos- dice él con mirada atrevida y ella, asombrada por el atrevimiento, voltea por primera vez a verle la cara al taxista sinvergüenza al mismo tiempo que piensa en qué respuesta dar en defensa y qué tan pronto se bajaría del vehículo por ese "exceso de confianza".
Pero al ver su rostro, por alguna razón, subitamente cambió de opinión y dijo -¿Aja? ¡Muestrame a ver!- así empezaron los besos de una extraña aventura de un taxista y una joven que indiscutiblemente cambiaron la ruta de un día cotidiano en que son conocidos por unos minutos (lo que dure el viaje). Ahora el destino era esa lejana zona de Santo Domingo, "los Kilómetros" conocida por algunos como "Las Vegas" por sus abundantes luces.
Las caricias se volvieron protagonistas del escenario, fueron nuevas sombras para aquellas luces conocidas por muchos amantes y por otros aventureros como ellos. Llegando al lugar de la acción, ya ardiendo ambos, ella siente como el vehículo se detiene. Una mano roza su pierna con delicadeza y respeto.
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-Amiguita, amiguita, amiguita ¡AMIGUITA!- la agita. Ella espantada, con el sol de frente y los vidrios abajo, abre los ojos.
-¿Eh? ¿Qué fue?
-Ya llegamos a Plaza Central, se quedó dormida, son $150- se seca la cara, le paga y de ahí en adelante recuerda no dormirse en un taxi, que ya le han dicho que es peligroso.
El taxista no era el buenmozo joven maduro que ella soñó, y ella no era tan fácil.
P.D.: Esta historia me surgió después de reflexionar por mucho tiempo porqué la mayoría de los taxistas no están buenos.
2 comentarios:
#Confieso que me paso y fue espectacular.... una tarde maravillosa, llena de ternura y passion. Lo unico malo fue que al despertar me di cuenta que el caballero era mas elegante de lo que sone y en ese momento fue en cuando quise hacer mi sueno realidad y volverme esclava de mis deseos!!
:P Pao la mentirosa :)
Hahahahahh Hola Pao la mentirosa :P
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