El programa de este sábado no pudo salir -qué "vaina", justo después de que lo anuncio en el vlog- por razones fuera de nuestro alcance. El asunto es que eso me dió la oportunidad de poder ir a un concierto donde iba a cantar una amiga mía que canta lindo (Alba, de Polaroid Memories). El concierto se llamaba "A guitarra y voz 2" -thank God! Un nombre de concierto en español!-, ya habían hecho una primera versión.
El concierto era eso: Presentaciones de bandas o artistas particulares sólo a guitarra y voz. Me pareció una buena propuesta para que así la gente pudiera apreciar las voces y letras de las canciones. Se presentaron artistas nuevos -al menos para mi- y otros ya conocidos como Miguel Angel de Grado Celsius, Jaime Viñas y Pablo Cavallo. El lugar, Blue Velvet, estaba perfecto, ni muy grande, ni muy pequeño, con visibilidad a la tarima de todos los ángulos, buenos precios aunque un poco descuidada la decoración.
Ahora vamos al grano. No voy a negar que pensé que iba a ser un concierto estilo Music Fest de Messenger Mag -que no me gusta aunque les aplaudo que apoyen a las bandas jóvenes del país- pero no, fue acústico, sencillo, con las canciones suficientes para conocer a cada banda. Obviamente siempre hay uno que otro colado que canta malo, pero la mayoría fueron buenos.
Ahora, ¿usted quiere saber el precio de las entradas? RD$CIENTO CINCUENTA, sólo eso, cuando nada más por Pablo Cavallo y la calidad de su música ya deberían estar cobrando en una presentación unos RD$500 mínimo. Por ese escenario pasaron unos talentasos. Pero estamos en el planeta tierra, ubicados en el centro del mar Caribe, específicamente en República Dominicana donde si la buena música no es regalada, la gente no la aprecia, no mira a los lados.
Será conformarse con saber que habrán unos pocos oídos que disfruten de esa música para que en pocas décadas muera porque hubo que dedicarse a estudiar, a una carrera que no fuera expresar de la mejor manera que existe lo que se ve, lo que se escucha, se siente, se quiere sentir, etc.
Ya, no voy a hablar más que después me molesto mucho.
El concierto era eso: Presentaciones de bandas o artistas particulares sólo a guitarra y voz. Me pareció una buena propuesta para que así la gente pudiera apreciar las voces y letras de las canciones. Se presentaron artistas nuevos -al menos para mi- y otros ya conocidos como Miguel Angel de Grado Celsius, Jaime Viñas y Pablo Cavallo. El lugar, Blue Velvet, estaba perfecto, ni muy grande, ni muy pequeño, con visibilidad a la tarima de todos los ángulos, buenos precios aunque un poco descuidada la decoración.
Ahora vamos al grano. No voy a negar que pensé que iba a ser un concierto estilo Music Fest de Messenger Mag -que no me gusta aunque les aplaudo que apoyen a las bandas jóvenes del país- pero no, fue acústico, sencillo, con las canciones suficientes para conocer a cada banda. Obviamente siempre hay uno que otro colado que canta malo, pero la mayoría fueron buenos.
Ahora, ¿usted quiere saber el precio de las entradas? RD$CIENTO CINCUENTA, sólo eso, cuando nada más por Pablo Cavallo y la calidad de su música ya deberían estar cobrando en una presentación unos RD$500 mínimo. Por ese escenario pasaron unos talentasos. Pero estamos en el planeta tierra, ubicados en el centro del mar Caribe, específicamente en República Dominicana donde si la buena música no es regalada, la gente no la aprecia, no mira a los lados.
Será conformarse con saber que habrán unos pocos oídos que disfruten de esa música para que en pocas décadas muera porque hubo que dedicarse a estudiar, a una carrera que no fuera expresar de la mejor manera que existe lo que se ve, lo que se escucha, se siente, se quiere sentir, etc.
Ya, no voy a hablar más que después me molesto mucho.
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